Un Cuentito y un Café...
Dos amigas que con un café, te contaran un cuentito esperando que te sirva para tu vida o para superar un problema... Pero que siempre te sientas identificada.
jueves, 26 de enero de 2017
EL RETO MAS DIFÍCIL: ENTENDER Y AFRENTAR EL NUNCA MÁS.
(LA MAYOR DE LAS SOLEDADES)
Vivimos en un mundo de soledades aunque estemos rodeados de miles de personas, pero de todos los tipos de soledades existentes, existe una, la más pasmosa es aquella que nos deja el ser que murió, cuando se nos muere un ser querido la pregunta inmediata “¿Y ahora como vivo sin ti?”.
Lo angustiante de la muerte es ser obligados a entender ese “nunca más”, definitivo, inmodificable, terminante y desgarrador. Nunca más es nunca más verlo, tocarlo, olerlo, oírlo, escucharlo. Los puntos suspensivos que nos hayan quedado, ahí quedaran por más que tratemos de adivinarlos.
Cuando alguien se nos muere parece ridículo que el sol siga saliendo, que la vida siga pasando, que la gente ni se entere que a nosotros cada célula nos duele tanto. Nunca más es la desesperación total, negra, fría: la soledad en su real y total significado.
Algunos buscan su consuelo en la fe, otros en los recuerdos vividos, alguien visita una tumba para sentirse cerca, otros eligen lugares donde se encontraban o alguna canción que escuchaban. Del duelo no nos salvamos, la tristeza quizá se engaña solo por un rato si nos llenamos de ruido. Cuando un ser querido muere inexplicablemente algo nace, nace nuestro dolor, nace la memoria, los recuerdos y sin darnos cuenta empezamos a vivir de un pasado cercano y nos volvemos masoquistas, porque como nos gusta torturarnos con aquellos recuerdos o un si yo hubiera sabido que esto iba a pasar no lo hubiera soltado, no lo hubiera dejado ir, lo hubiera besado, abrazado, luego vienen los tal vez, si tal vez le hubiera dicho que lo quiero, si tal vez…definitivamente, nos encanta torturarnos, y algo más muere, muere nuestras esperanzas.
A todos aquellos que les gusta decir frases como “El Tiempo de Dios es Perfecto, ahora es un Ángel”, entre otras, les asigno una frase de mí no muy seguido y para nada admirado Ricardo Arjona “No es bueno el que te ayuda sino el que no te molesta”, ¿quieren ser odiados? Digan frases de ánimo cuando alguien está en medio del dolor ante la muerte de un ser querido.
La pregunta ¿Cómo supero el dolor de la pérdida de un ser querido? Es tan absurda como desesperada, etas son situaciones que se viven.
¿La mejor compañía cuando alguien se va? Tú, solo tú.
Hay que entender que la última etapa del duelo es el aprendizaje y el mio es el siguiente, hay que amar intensamente, siempre, el dolor se calmará cuando se calme, no porque te digan cálmate sucederá, tienes que asumirlo y llorar hasta que se sequen las lágrimas, dure lo que dure.
Si el cielo existe espero que mis seres queridos estén allí, si no, no importa, mi recuerdo existe y están allí. Cuando alguien fallece recuerda que a ti te queda un rol difícil, quedarte aquí y sabemos que la vida no será un buen lugar pero con tu vida rendirás homenaje a la que se apagó, vas a recordarlo siempre, de esa manera su vida seguirá encendida.
No superaras su muerte, sencillamente vivirás.
Ante su partida, tu dolor, ante su ausencia tu soledad, ante tu ida mi recuerdo, ante tu recuerdo, yo.
No se recupera al ser perdido, se guardan como propios algunos latidos, y seguimos viviendo con un agujero en el pecho abrigando la mínima, o enorme esperanza de que después del nunca más, exista, quizá otro lugar dónde retomar esto que hoy es un gran punto final.
jueves, 19 de enero de 2017
SI YA NO TE QUIEREN, APRENDE A PERDER Y RETIRATE DIGNAMENTE.
No creemos que algo así pueda ocurrirnos ¿Quién lo piensa? ¿Quién
se imagina que, de pronto, la persona que amamos nos da la mala noticia de que
ya no siente nada o muy poco por nosotros? Nadie está preparado y por eso la
mente ignora los datos “a veces siento que está más distante, que ya no me mira
como antes, deben de ser imaginaciones mías”. Pero un día cualquiera, tu pareja
te dice que quiere hablar contigo y con una seriedad poco habitual y una mirada desconocida, te lo suelta a quemarropa,
“ya no quiero que estemos juntos, es mejor para los dos…”. En realidad tiene razón:
es mejor para los dos, ya que ¿para qué estar con alguien que no te ama? ¿Para qué
estar con alguien a quien no amas? Pero no sirve de consuelo, de nada te sirve
la “lógica”, porque había metas, sueños, proyectos…La ruptura no es acto administrativo
y duele hasta el alma, no importa cómo te la empaqueten.
Una vez que te enteras, todo ocurre muy rápido y en el lapso de unos
minutos pasas por una montaña rusa emocional. Después del impactó que genera la
noticia, la angustia te hace preguntar estupideces “¿Estas totalmente seguro? ¿Lo
has pensado bien?”. En realidad, ¿Qué más puede hacer uno sino preguntar o
llorar? No obstante, el organismo insiste y una esperanza cogida por los pelos,
tan lánguida como imposible, te hace especialmente ingenuo, en algún momento hechas
a mano a la manipulación, otra vez el llanto. La crisis va en ascenso y te da
la sensación de que vas a estallar, sobre todo porque te das cuenta de que no
miente. ¿Habrá algo más insoportable que la seguridad de quien nos deja?.
Más tarde sobreviene el repaso histórico, en el que se busca hasta el
más mínimo error o se inventa: lo que hemos hecho mal, lo que podríamos haber
hecho y no hicimos, los defectos que deberíamos mejorar (si se nos brindara
otra oportunidad)…en fin, todo lo personal es rigurosamente examinado.
Una fuerza desconocida te lleva a pensar que eres capaz de hacer un
cambio extremo en tu persona y reconquistar el amor perdido (crees sinceramente
que, donde hubo un romance tan maravilloso, alguna cosa debe quedar). Le cuentas
la “buena nueva” a tu ex, le juras que tendrá a su lado una persona renovada y
te haces un haranquiri emociona en su presencia, pero vuelves a encontrarte con
el silencio aterrador de antes. Como último recurso te inventas un optimismo de
segunda “quizá mañana cambie de parecer, quizá mañana despierte de letargo” y
como al otro día no pasa nada, decides esperar un poco más, y así pasan las
horas, los días. Al mes, has adelgazado cinco kilos y él o ella se mantiene
firme en su decisión. Una vez más: ya no te quiere. Es una realidad y te niegas
a aceptarla.
Y cuando todo parece acabado, te sacas un as de la manga. Desde tu más
tierna infancia te han enseñado que nunca había que darse por vencido y que
debemos luchar por lo que consideramos justo y valiosa, así que decides llevas
acabo una reconquista. Pero, a cada intento, te humillas y el rechazo se
confirma. Pensar que las cosas que hacemos por amor nunca son ridículas es
invento de los que se profesan afecto: el amor te doblega, hace que te
arrastres y, si te descuidas, acaba contigo. Con el paso de los días, a medida
que el abandono se hace evidente, tu autoestima va para abajo. Uno no puede
lidiar solo, quijotescamente, contra el desamor de la pareja e intentar salvar
la relación. Se necesitan dos personas, dos ganas, dos necesidades, dos que quieran
querer.
Lucha por un amor imposible, nuevo o viejo, deja muchas secuelas. Mejor sufrir
la pérdida de una vez que someterse a una incertidumbre sostenida y cruel;
mejor un realismo desconsolador que la fe que ignora razones, que nunca mueve montañas-
Propuestas para no morir de amor, cuando ya no te quieren.
1 1- APRENDER
A PERDER, AUNQUE DUELA
¿Tiene sentido perseguir a alguien que ya ha escapado de tu
control? Se ha ido, ya no está. Ya no quiere estar ¿Para qué insistir? Hay cosas
que te son imposibles. No importa el deseo y las ganas que le pongas. Aprender a
perder es la capacidad que tiene una persona para discernir que depende de uno
y que no, cuando insistir y cuándo dejarse llevar por los hechos. No tiene
mucho sentido “convencer” a alguien de que te quiera (el amor no sigue ese
camino), pero sí puedes despejar tu mente para que deje entrar a una persona que
se sienta feliz de amarte. Es mejor que emplees cada gota de energía y sudor en
sanar tu alma que invertirla en lamentarte por lo que podría haber sido y no
fue. Los que se quieren a sí mismos emplean esta frase afirmativa y orgullosa,
saludable a fin de cuentas: “Si alguien no me quiere, no sabe lo que se pierde”.
2 2- EN LOS
AMORES IMPOSBILES: LA ESPERANZA ES LO PRIMERO QUE HAY QUE PERDER
No futuro. No realismo crudo: el aquí y el ahora desnudo y
sin analgésicos. Te han enseñado que la esperanza es lo último que debes
perder, y posiblemente sea cierto en algunas circunstancias limite, pero en el
amor imposible o en el desamor declarado y demostrado, la desesperanza es un
bálsamo. Si ya no te aman, no esperes nada, no anticipes positivamente: un
pesimista inteligente es mejor que un optimista mal informado.
3 3-RODEATE
DE GENTE QUE TE AME.
Hay gente que se especializa en echar sal a las heridas del
prójimo. Supongamos que tu “amiga del alma” te dice “Has perdido a una gran
persona, era la mejor, entiendo cómo te sientes…” ¿Cómo que a una gran persona
o el mejor? ¿Qué necesidad de hacer semejante comentario? Los que te quieren de
verdad toman partido y te defienden, intentar sacarte a flote, no importa si
tienes razón o no, se preocupan por ti, y punto. Aléjate de esa mujer que dota
el papel de camarada y te recuerda a cada instante lo estúpida que has sido o
que eres. Lo mismo con aquellos amigos que pretenden ser “objetivos” y tratan
de equilibrar lo que no puede equilibrarse. Me refiero a las personas que, a
modo de consejo, te dice 2es verdad que era una persona muy complicada, pero
debes reconocer que tú no eres nada fácil”.
Lo que necesitas es apoyo, soporte emocional, silencios
compartidos, el golpecito en la espalda, la palabra de ánimo, el amor de los
tuyos, de los que buscan menar tu dolor. Necesitas “queridos mentirosos” que te
digan que eres genial, atractivo, buen partido o cualquier otra cosa que le
venga bien a tu aporreado yo. La crítica
constructiva hay que dejarla para después de que pasa el aluvión. Hay que
sacarte del agujero en que has caído, y en este proceso ayudaran mucho lo que
te quieren de verdad. Y es ahí, en la base segura de la amistad, donde iras
reconstruyendo tu capacidad de amar.
4 4-RECUERDA
TANTO LO BUENO COMO LO MALO
Es un sesgo típico. A la mente le gusta la añoranza, se
regodea en ella y se auto compadece cada vez que puede. No tiene mucho sentido
exaltar y recordar los “años gloriosos” ni los “bellos momentos” ¡Equilibra!
Sin necesidad de caer en el aborrecimiento visceral, haz un balance de la información:
no olvides lo negativo, no santifiques a quien ya no te ama, no endulces lo
desagradable, no disculpes lo que merece rechazo. ¿No tenías buen sexo? ¿Era egoísta?
¿Te fue infiel? ¿Era indiferente? ¿No tenías de que hablar? ¡No lo ocultes!” ¡Rescátalo
de la memoria, reproduce los hechos! No digo que maldigas ni que te dejes
atrapar por la venganza o el odio, lo que te propongo es tener presente lo malo
de la relación. Separarse de un ángel es mucho más difícil que hacerlo de un
ser humano.
Deljoana Martinez.
19-01-2017
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